TAREA 6: Funciones docentes

La enseñanza, como toda destreza, debe ser entrenada y mejorada. Para ello, resulta necesario adaptarla a las necesidades de las personas que requieren nuestros servicios, que son nuestros alumnos. Por este motivo, es una visión equivocada el ver la educación como un ente inamovible y rígido que promulga una serie de normas que, en caso de que un alumno no las cumpla, llevan a que este se quede al margen.

Frente a aquellos que se conforman con que solo un porcentaje alto del alumnado les siga bien las clases, considero que hay que aspirar a más, hasta el punto de tratar de conseguir que todos los estudiantes participen plena y satisfactoriamente en el proceso educativo. Esa participación masiva puede obtenerse si los docentes orientan sus lecciones desde un punto de vista más inclusivo, haciendo que el alumnado desarrolle proyectos de investigación en grupos de pocos integrantes. 

De esta manera, se matarían dos pájaros de un tiro: toda monotonía que pudiera dificultar el aprendizaje en el estudiante sería suprimida, al hacer que las clases no se limitaran a que el maestro impartiera teoría y los alumnos copiaran, y, por otro lado, se crearían unos vínculos más fuertes entre los distintos compañeros, quienes, además de adquirir un fundamental sentido crítico a la hora de elaborar estos trabajos, aprenderían a desarrollar habilidades sociales cuando se vieran obligados a poner sus ideas en común.

En definitiva,  la tan ansiada mejora de la educación pasa por que tanto alumnos como profesores sientan como algo suyo propio la clase a la que pertenecen, ya sea innovando los últimos su manera de enseñar conocimientos, ya colaborando los primeros unos con otros en las actividades propuestas por sus maestros. 

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